IMAGEN DE CABECERA: CARBONCILLO de D@NIEL MORENO G@RCÍ@

Cuarteto Cedrón - La cerveza del pescador Schiltigheim - Raúl González Tuñón

viernes, 2 de enero de 2009

El Corazón Elidido de El Tiempo Líquido


Flowers - Kiyoshi Yoshida

Daniel Moreno García





La vergüenza del corazón,
dos veces la misma realidad,
la escena.
La palabra distante de la voz, los ojos sin voz,
la tumba desmedida.

El tiempo que es el mismo. El tiempo que es el mismo.

la elipse,
lo callado,
la vergüenza del corazón,

La palabra hecha trizas, la evidencia hecha trizas,
lo saldado.

El color de la sangre usurpado en lo gris,
lo mentido.

Lo neutro,
lo neutro,
lo frío.

Los signos de puntuación inservibles,
EL POEMA ELIDIDO.

La tarde ensanchándose como una máscara de ti,
lo probable evadido, lo ausente,
lo nada.

Los brazos en carencia de brazos,
la piel sin olor,
lo vencido.

Sin ofensa la guerra, lo insomne de los signos,
los tambores del odio,
el sigilo.

La desbandada de los pájaros errados por el cielo,
la vergüenza del corazón.

Sin compasión el frío,
el silencio total,
la paz.
Esa paz.

La sangre sin orillas,
lo triste desmedido,
los campos de los santos,
lo exterminio.

Lo informe,
la invasión de lo cívico,
lo que ofende,
lo fatalmente dispuesto contra la vida,
lo sereno sosegado no maternal,
lo impreciso.

Lo divergente de la voz,
el ardid,
lo naturalmente muerto.

El nunca,
lo no fue,
lo no estuvo,
lo infantil inmaternal, lo no alado, lo no habido.
Lo nacido no nacido.

Lo que dudó,
omitió,
lo no.

Lo visceral, lo imprescindible de decir.




Pilar García Puerta 15-06-02

Himno A La Luz de El Tiempo Líquido











El movimiento, amor, el movimiento.

El perdón de la luz sobre la tiranía de las sombras,
el rescate de una imagen pequeña
liberada por la luz.
Lo doloroso vencido,
lo profundo y violento lejano ya,
no hiriente,
el corazón no obstante de la piedra,
el alma.

El predominio de la luz
sobre el sangrante amanecer,
los ojos en plumas por el aire,
lo pequeño, la entrega,
el movimiento, amor,
el perdón.

Un paisaje de sueños, un sólo soplo, el instante.

La crueldad que no insiste,
el olvido, amor,
el agua.

No lo estático, lo sólido, lo férreo, lo salvaje,
sino la vida sin oprimir, lo que gira, lo rosa.

La luz.

No el temblor que tortura,
sino lo frágil, lo delicado, lo minúsculo.
Lo tenue amarillo de la mirada que torna poderoso,
el claror de la voz,
los brazos.

Unos pájaros ligeros y sublimes que nos amparan,
la protección de la penumbra.

Todo ese mundo amenazado por los dientes.



Pilar García Puerta 01-07-02